Capítulo 98

Me apresuré a la cama, retirando las cobijas para colocar mi dedo bajo su pequeña nariz. Solo cuando sentí su cálido aliento, mi corazón finalmente se asentó en mi pecho.

—Mami, ¿qué estás haciendo...?— La voz de Oliver era ronca y áspera.

—Cariño, tu voz suena muy mal. ¿Podemos ir al hospital, po...

Inicia sesión y continúa leyendo