62. Siempre hay un caballero afuera

Emara Stone

—Lo hice— susurra Dakota sin disculparse.

Mis ojos se alzan hacia él y ya está mirándome. Ojos crudos e intensos penetrando en mí sin titubear, y supe que decía cada palabra en serio... Me dijo ese día.

La vibración aguda de su reloj rompe el silencio, y esta vez, le echa un vis...

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