209

Capítulo 32 Sydney

Rechazando mostrar una pizca de miedo, fulminé al hombre con la mirada.

—Sí, finalmente —respondí—. Ahora podemos terminar esto de una vez por todas. Te mato o me matas. Estoy tan cansada de ver tu cara.

Él se rió.

—Dios, me gustas. ¿Te lo he dicho ya? Tienes más agallas que c...

Inicia sesión y continúa leyendo