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En el instante en que el aire interior me golpea, me hundo a su lado. Es instinto. Intento respirar por la boca, pero no ayuda. Me rasco el cuello de la camisa, estiro el cuello, pero no sirve de nada. El olor está en mi lengua, en mi nariz, en mi garganta, en mis pulmones. Tengo arcadas.

—¿Qué pas...

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