CAPÍTULO 174

La puerta se cerró cuando Kaleb decidió dejarla sola y Guinevere pensó que volvía a respirar. Unas lágrimas furtivas comenzaron a rodar por sus mejillas. Capturó una entre sus pulgares y la deshizo entre sus dedos, preguntándose si alguna vez tendría la oportunidad de ser feliz. Tomó una respiración...

Inicia sesión y continúa leyendo