CAPÍTULO 176

El alfa tomó una pequeña mora azul y la llevó a sus labios, tragándola después.

—No tiene nada, puedes comerla— aseguró.

Ginebra continuó ignorándolo.

Kaleb se sentó en el borde de la tina y suspiró. Llevó su muñeca a la boca y la mordió, dejando caer dos gotas de sangre en el agua. Se inclinó y ...

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