Capítulo 114

La noche se alargaba y yo iba y venía de sueños que se sentían demasiado vívidos, demasiado nítidos. Sueños de otra vida, otro tiempo, donde la risa resonaba en habitaciones iluminadas por el sol, donde sus brazos me sostenían no como los de un extraño, sino como los de un esposo. Sueños de manos en...

Inicia sesión y continúa leyendo