Capítulo 88

Entró como si fuera dueña del maldito lugar. No de manera arrogante — de manera confiada. Como alguien acostumbrado al oro pero ahora jugando en bronce. Colocó la taza en mi escritorio con una gracia que se sentía… íntima.

—Gracias— murmuré.

No respondió. Solo se dio la vuelta y caminó de regreso ...

Inicia sesión y continúa leyendo