Capítulo 56

El cuerpo se mantuvo rígido en el abrazo de Leo, incluso cuando su calidez se filtraba a través de mi ropa y su familiar aroma a pino y cedro de invierno me envolvía como una manta de seguridad. El miedo aún me arañaba el pecho, haciendo que cada respiración se sintiera laboriosa y desesperada.

—No...

Inicia sesión y continúa leyendo