40. ¿Quién eres?

Queenie

Margo no parecía registrar el desdén en sus ojos. Si lo hizo, lo ignoró.

Queenie estaba sin palabras.

Margo estaba completamente contenta en su tienda. Devoraba la barra de cereal de Queenie como una ardilla hambrienta, completamente absorta en su propio mundo.

—Margo, ¿qué demonio...

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