41. Mentiras y engaños

Rosé

No puede ser. ¿Por qué... por qué está ella aquí?

La diosa que estaba frente a mí dio un paso adelante. Yo di un paso atrás.

—Solo te permitiré acercarte si me dices por qué estás aquí. Mis manos actuaban como un escudo entre ella y yo.

Kara frunció el ceño. Sus ojos parecían brillantes...

Inicia sesión y continúa leyendo