47. ¿Un problema con las hormigas?

Rosé

Ella levantó un dedo hacia mi cara y continuó lamiendo. El dolor que finalmente noté se atenuó significativamente. Su suave lengua siguió hasta que la sangre y el corte desaparecieron por completo.

Solo entonces soltó mi mano.

—¿Ves? Todo se fue—. Se limpió un poco de saliva que quedaba ...

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