57

Después de salir de la habitación, solté el aliento más tembloroso. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho y mis palmas sudaban. Estaba agradecida por la nota tan detallada y extensa que Saint me había dejado. No creía que sería capaz de entrar en esa habitación, amenazar a los hombres más peligros...

Inicia sesión y continúa leyendo