Capítulo trescientos veintinueve

ANASTACIA

El sonido de los gruñidos se hace más fuerte, el eco de la estampida de pasos rebotando hacia mí desde atrás, cosquilleando mi conciencia y enderezando mi espalda. El viento pasa rozando mis mejillas, una cacofonía de ramas rotas y crujidos de ramas suena como un coro macabro en la no...

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