Capítulo cuatrocientos cuatro

ADELLE

Ese bastardo, pienso mientras salgo del ascensor y entro al vestíbulo, me hizo maldecir.

Y ahí va de nuevo, lo hizo otra vez.

¡Qué imbécil!

Pero a pesar de que estoy enojada y de que sé que respetarme significa que debería dejarlo allá arriba para que desaparezca como prometió...

Inicia sesión y continúa leyendo