Capítulo cuatrocientos diez

ADELLE

—¿Tu padre? ¿Por qué te daría un cuchillo encantado? ¿Estás hablando en serio? ¿Es él un brujo?

—¡No, no es un maldito brujo! Por el amor de Dios, Adelle —gruñe Gryffin y parte de mi emoción se desvanece—. Deja de hablar de brujos.

Ahora parece irritado. Frustrado. Y de repente desearí...

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