Capítulo cuatrocientos once

—¿Q-qué dijiste?

Sin perder un segundo más, me inclino sobre el asiento y la arrastro sobre el cuero para que vuelva a quedar a mi lado. Luego, le abrocho el cinturón de nuevo y coloco mi mano en su muslo, justo donde la quiero.

Aunque, no es exactamente donde la quiero. Preferiría empujarla un ...

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