Capítulo cuatrocientos veinte

ADELLE

Gryffin quita una mano del volante y alcanza la mía. Intentar retirarla hasta obtener mis respuestas solo resulta en que él apriete su agarre entrelazando nuestros dedos y curvando su brazo para que el mío quede ahora entre su pecho y su bíceps, nuestras manos unidas niveladas bajo su man...

Inicia sesión y continúa leyendo