CENIZAS Y JURAMENTOS

El veneno me estaba devorando vivo.

Cada respiración desgarraba mis pulmones como cuchillos empapados en ácido, y mis piernas—maldita sea—mis piernas no se mantenían firmes. Me balanceé fuertemente hacia un lado, la mano de Damián apretando mi hombro para evitar que me desplomara en medio del vestíb...

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