DESPUÉS DE LA CAÍDA

El viento se había calmado.

Pero el silencio que dejó era más fuerte que cualquier grito.

Me agaché junto a Evelyn en el suelo del bosque, su cuerpo aún acurrucado contra el mío. Sus respiraciones eran temblorosas, desiguales. No estaba llorando, pero podía sentir el peso de lo que acababa de pasa...

Inicia sesión y continúa leyendo