Capítulo 43: Difícil pero no se puede atrapar

El cielo afuera comenzaba a palidecer con los primeros indicios del amanecer cuando Antonio se movió. Parpadeando para despejar el sueño de sus ojos, miró a la mujer acurrucada contra él. Ella dormía plácidamente, su respiración era uniforme y suave, como la de un niño en brazos seguros.

Una leve s...

Inicia sesión y continúa leyendo