Capítulo 25

Los dedos de Alexander temblaban de rabia mientras marcaba el número de Teddy. No podía creer la audacia de ese hombre, enviando a su esposa a insultarlo en su propia oficina. El teléfono sonó dos veces antes de que la voz suave de Teddy contestara.

—Hola, Alexander. ¿En qué puedo ayudarte?

La ira...

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