Capítulo 30

Cuando llegué a la empresa esta mañana, noté la inusual felicidad en los ojos de Alexander, a pesar de que intentaba ocultarla. Sabía que tramaba algo, así que decidí idear un plan doloroso para aplastarlo.

—Buenos días, jefe —saludó Alexander con felicidad.

—Buenos días —respondí, caminando hacia...

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