Capítulo 3
¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que deseas desaparecer de la faz de la tierra?
Esa es la situación.
La cara de mi padre cuando escuchó a Massimo decir mi nombre no fue sorprendente, no, mi padre estaba feliz porque su mejor amigo me reconoció.
—¿La recuerdas? No lo puedo creer —dijo emocionado.
Massimo lo mira sin entender nada.
—Me alegra, soy la hija de Matthew —digo.
Actúo como si no lo conociera.
—Tu hija.
Massimo señala a mi padre, quien sonríe.
—Maddi, lo conociste cuando eras un bebé —me dice.
—Oh —me río.
Mi padre nos lleva a la mesa y, para mi sorpresa, Massimo se sienta frente a mí.
La tensión empieza a crecer, pero mi padre no se da cuenta, solo está feliz de tener a su hija y a su antiguo mejor amigo cerca.
—Vuelvo en un momento —mi padre se levanta y camina hacia la cocina, dejándome sola con mi jefe.
Trato de no mirarlo, pero es difícil debido a su gran atractivo.
—No me dijiste que eras la hija de mi mejor amigo —dice.
—Y tú no dijiste que eras el mejor amigo de mi padre —respondo.
Massimo niega con una sonrisa.
—Me parece que esta cena será interesante.
Su voz es una melodía para mí. Tan masculina y tan sexy que solo escucharla hace que mi estómago se contraiga. Solo con verlo, mis manos sudan, y no tengo más remedio que tomar una servilleta y secarme.
—No te pongas nerviosa, no diré nada —no puede evitar reírse.
—La que no dirá nada soy yo, después de todo, no hice nada malo.
Lo miro desafiante.
—¿Crees que lo que pasó en la oficina estuvo mal?
—Por supuesto —respondo.
—¿Por qué? Me provocaste desde el primer momento, necesitaba liberar esa tensión —responde.
Me sorprende la manera calmada en la que habla.
—¿Tenías que hacerlo frente a mí? —se ríe.
—Entraste sin tocar la puerta —este hombre es increíble, pienso con ironía.
Quería responder, pero veo a mi padre entrar de nuevo al salón y me contengo.
—Ya volví —dice.
Se sienta entre Massimo y yo. Así comienza la cena.
El tiempo pasa y mantengo la boca cerrada la mayor parte del tiempo mientras mi padre sigue haciéndole preguntas a su amigo, pero después de casi media hora, Massimo me mira y me habla.
—¿Y tú? ¿Estudias? ¿Trabajas?
Hijo de puta.
—Estudio...
Quiero seguir hablando, pero el toque inesperado de su pierna en la mía me desconcentra.
Massimo es atrevido, no tiene vergüenza.
¿De verdad me está tocando con su pierna frente a mi padre?
Gracias a Dios la mesa tiene un mantel.
—Maddi está estudiando administración de empresas. Deberías contratarla como aprendiz —dice mi padre.
Casi escupo la comida por sus últimas palabras.
—Lo pensaré —dice Massimo.
Me mira y se ríe con ironía.
Mi pobre padre no sabe nada de lo que está pasando y eso me hace sentir culpable.
Estoy aquí, frente a él, coqueteando con su mejor amigo y mi jefe.
Soy una descarada y esto está mal.
Me concentro en mi comida hasta que termino. Ignoro a Massimo y solo respondo cuando mi padre me habla.
Cuando todos terminamos nuestra comida y la cena se acaba, me ofrezco a llevar los platos a la cocina para distraerme.
No puedo dejar de pensar en él y en las cosas que provoca en mí.
Soy virgen, nunca un hombre me había hecho sentir esto. Nunca antes había deseado tener sexo.
¿Por qué ahora?
¿Qué es lo que tiene Massimo que me atrae tanto?
—Te ayudaré —escucho que dice detrás de mí.
No tengo que darme la vuelta para saber que es mi jefe.
Se coloca detrás de mí, dejando que todo su cuerpo cubra el mío. No hay un espacio en mí que Massimo no esté tocando.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunto.
Mi voz sonó... emocionada.
Él habla en mi oído.
—Ese vestido me está volviendo loco, mira cómo me tienes.
Siento algo duro en mi trasero.
Es...
Es su pene.
Oh Dios mío, es enorme.
—Dime que sientes lo mismo, Maddison —suplicó.
No soy capaz de hablar. Mi cabeza es un lío en este momento. Sé que todo esto está mal, pero no puedo evitar desearlo.
—Massimo —le digo.
—Me deseas, Maddison, todo tu cuerpo me lo demuestra. Sé que si pongo mi mano debajo de tu vestido, estará mojado.
Sus palabras me ponen la piel de gallina y cuando estoy a punto de ceder, una voz nos interrumpe.
—¿Qué está pasando aquí?
Por un momento sentí que mi mundo se derrumbaba, pensé que mi padre nos había descubierto, pero cuando me di la vuelta, vi a la mujer del servicio.
Massimo rápidamente se separa de mí y sale de la cocina mientras trato de convencer a la señora de que guarde el secreto.
—Por favor, no le diga nada a mi padre —le ruego.
—No soy nadie para meterme en su vida.
Su respuesta es sincera, pero el miedo de que abra la boca sigue ahí.
—Gracias.
Salgo rápidamente de la cocina y busco a mi padre para despedirme.
Necesito irme lo antes posible, si estoy en esta casa con Massimo dentro, todo se vuelve peligroso.
—Papá.
—¿Ya te vas? —me pregunta.
—Sí.
Lo abrazo para despedirme.
—Yo también me voy. ¿Quieres que te lleve?
Maldita sea.
Mi padre sonríe.
—Sí, se va contigo. No confío mucho en los taxistas.
Esto debe ser una tortura.
—Está bien, vamos —le digo a mi jefe.
Salimos de la casa de mi padre directo a su vehículo, un Range Rover gris tan imponente como Massimo.
Rápidamente me subo al coche y en poco tiempo estamos en camino a las residencias estudiantiles.
—¿No vas a decir nada? —me pregunta.
Niego en varias ocasiones.
Él pone su mano en mi muslo mientras con su pulgar traza círculos.
Me está provocando.
—¿Por qué haces eso? —le pregunto.
—Voy a ser honesto. Quiero estar contigo, estoy hablando de tener sexo.
Es muy sincero.
—¿Qué te hace creer que quiero hacerlo?
Se ríe.
—Lo quieres, se nota. ¿Quieres que meta mi mano ahí abajo y lo compruebe?
Estuve tentada a decir que sí, pero sé que está mal.
—No, está bien.
—Entonces, ¿sí o no? —me pregunta.
No soy capaz de decir no, pero tampoco digo sí, solo mantengo la boca cerrada.
Massimo no vuelve a hablar hasta que llegamos a mi residencia y antes de que salga de su coche, me entrega una tarjeta de presentación.
—Estaré en este hotel mañana. Te voy a esperar.
No, para nada, pienso.
Tomo la tarjeta sin decir nada más y entro a mi habitación.
Aquí es donde surge la pregunta más difícil que me he hecho.
¿Quiero ir a ese hotel?
Sí, sí.
¿Sería correcto ir a ese hotel?
No, definitivamente no.
Tener una aventura con el amigo de mi padre no está bien, es un hombre mayor y es mi jefe, sin embargo, mis deseos deciden por mí, y quieren estar con Massimo.
