CAPÍTULO VEINTIUNO: SEGUNDA PARTE

Aria

—¡No estoy...!— De repente, Fred me besó. Me tomó por sorpresa y gemí contra sus labios. Su beso era tan sensual, anhelante y contundente, que me hizo sentir las piernas débiles. Siempre fui una tonta por su sonrisa, su encanto, y ahora con él besándome, mis sentimientos hacia él se desnudaban...

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