CAPÍTULO VEINTITRÉS

Leila se volvió hacia el Alfa, su voz temblando, "Alfa, te prometo, no tomé nada. Por favor, tienes que creerme."

El Alfa, una figura imponente con una fuerte presencia, miró a Leila con una expresión severa. "Leila, conoces las reglas de nuestra manada. Robar es una ofensa grave. La evidencia está...

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