Capítulo 39

Debería unirme a ella en el baño—ayudarla a lavar su espalda y tal vez su frente. ¡Carajo, me iba a tener en un estado de excitación constante! ¿Cómo podía un cuerpo ser tan perfecto? ¿Por qué la diosa la favoreció tanto con un cuerpo que me tenía jadeando por una cuarta ronda en dos horas?

—¡Autoc...

Inicia sesión y continúa leyendo