Capítulo 56

Su cabeza se echó hacia atrás con mis palabras y luego una mueca frunció sus cejas por un segundo antes de tragar, su nuez de Adán subiendo y bajando. —No tengo por costumbre proteger a quienes odio.

—¿Cómo iba a saberlo si no te conozco?

Soltó una risa corta y sin alegría que me dejó la boca seca...

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