Capítulo ciento cuarenta y dos

Punto de vista de Lucian

Pateé la puerta de mi oficina al entrar.

—¿Qué significaba esa llamada? ¡Llámales de vuelta ahora mismo!

—No puedo localizarlos —respondió con una voz igualmente preocupada—. Quienquiera que fuera, debe haber estado usando un teléfono desechable.

—¡Mierda! —grité—. ¿Por ...

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