Capítulo 29. El Contrato de la Traición

Gabriel.

El aire dentro del bar clandestino era pesado, como un aliento viciado que no dejaba entrar la noche. Me senté en el reservado, notando el crujido de la madera bajo mis botas. No había tiempo para el asco.

Mi mente estaba solo en Isabella, y el peligro inminente de mi padre.

—Necesito un...

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