Epílogo

Empujé las puertas del estudio de Azarius, la madera golpeando la pared con un eco agudo. Él se sobresaltó, su pluma resbalando de sus dedos y cayendo sobre el pergamino.

—¿M-Mace?— tartamudeó, parpadeando mientras me acercaba a él, con la ceja levantada en acusación silenciosa.

Mis botas resonaro...

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