Pero cómodo

—¡No!— respondí rápidamente, cruzando los brazos frente a mí. Mi cara se puso roja, ya que Ray siempre me molestaba de esa manera.

—Entonces, ¿qué esperas, Naina? ¡Entra!— pidió Ray, señalando su lujoso coche.

Después de pensarlo un momento, finalmente decidí aceptar su oferta, aunque me sentía un...

Inicia sesión y continúa leyendo