¿Insultos, otra vez?

Finalmente, llegamos a la empresa Vans. Miré el edificio con un sentimiento tumultuoso en lo más profundo de mi corazón. Sentía como si una cuchilla me apuñalara cada vez que recordaba a Redrick y lo que me hizo.

—Por el amor de Dios, ¿por qué tengo que ver este lugar de nuevo?— murmuré para mí mis...

Inicia sesión y continúa leyendo