Capítulo 4 Quiero follar con ella
—¿De verdad?
—Mire, yo no sé quién es usted así que o me deja ir, o voy a gritar ayuda.
El CEO aprieta la mandíbula, esa chiquilla iba muy enserio. Lo estaba rechazando, era la primera mujer que lo rechazaba a la primera.
Entonces él mira sus labios rojos y algo voluptuosos, en ese momento se la imagino chupándole la polla bien rico que hasta la boca se le hizo agua. Mierda, era la primera vez que la veía y ya estaba todo encendido. Y por ese mismo arrebato, Giovanni termino por tomar los labios de la rubia.
Mientras que hizo ese movimiento, envolvió su estrecha cintura sintiéndola tan pequeña e indefensa que acelero sus sentidos. Se dio cuenta que deseaba a esa joven, se había encaprichado de ella.
Apretó su cintura con fuerza al mismo tiempo que introducía su lengua viperina hasta lo más profundo de su boca, y ese momento la sintió tensarse, era como si ella no hubiera besado a nadie en toda su vida ya que casi no reacciono a nada.
Pero es que sabía tan rica que no lograba despegarse de ella, velozmente su mano fue deslizándose por su silueta hasta coronar aquel culo redondo que tenía.
—¿Qué diablos le pasa? —y fue cuando ella rompió con el momento y termino por alejarlo con fuerza —. Es un pervertido…
La rubia salió corriendo escaleras arriba hasta salir por la puerta de salida. Giovanni se quedó allí aun saboreando la dulzura de ese beso, roso sus propios labios con la lengua y luego miró las escaleras.
El CEO sonríe con malicia, hacía años que no se sentía tan vivo. Besar a esa chica fue como si le devolviera a la vida, si bueno, casi siempre tenía sexo, pero nada comparado a como seria cuando estuviera con esa rubia.
Entusiasmado sube las escaleras para ir detrás de ella y al entrar en la oficina la sonrisa se le apaga al ver que aquella rubia estaba hablando con James, frunce el ceño y camino determinado hacia donde estaban ellos dos.
—¡Señor Carter! —dice James al verlo aparecer de la nada —. Ya recojo mis cosas, no se preocupe.
—¿Cosas? ¿Qué cosas? —pregunta Liana mirando a su padre.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunta Giovanni al ver que la chica habla con James muy en confianza.
Comenzó a pensar que esa chica era la amante de ese tipo y ese pensamiento lo sacaba de quicio.
—Disculpe, señor Carter. Liana es mi hija, le he mandado a llamar porque no podía ir a recogerla a su trabajo. Pero ya nos vamos.
—¿Hija? —Giovanni mira a la chica y esta a su vez a él, pero con recelo.
—Hija, este es el señor Giovanni Carter, el dueño de esta firma.
< ¿Dueño? Joder ¿Me ha besado el dueño de esta compañía? ¿El jefe de mi papá?>
La rubia miró al hombre ante ella, Liana pestañea varias veces al tratar de asimilar lo que estaba ocurriendo. Luego se tensa al recodar que ese hombre la había besado en las escaleras y hasta toco su cuerpo de manera lasciva.
No era posible que el jefe de su padre se hubiera fijado en ella, era imposible. Su padre le contó que era un hombre con un sinfín de mujeres detrás de él y ella solo era una joven carente de experiencia.
Ella mira esos ojos azules intensos y siente que todo su cuerpo se congela, ¿el maldito como que si iba en serio o que mierda? Esa forma de mirarla sin disimulo la pondría en evidencia con su padre, así que se ve obligada a mirar a su papá.
—Papá, ¿Qué está pasando? —pregunta, sin embargo, siente la fuerte mirada de ese hombre.
—En la casa hablamos hija, ayúdame a recoger.
—¿Recoger? ¿Te despidieron? —susurra lo último.
—Así es, lo he despedido hace una hora.
Aquella respuesta la hizo mirara al jefe de su padre de manera asesina, la rubia frunce el ceño al ver la burla en los ojos de ese hombre. No era bueno, no era un buen tipo.
—Papá…—dice mirando a su progenitor, pero este observaba a su jefe con ira.
—Creo que ese asunto me concierne hablarlo con mi hija, señor Carter, si no le molesta.










































































































































































