Capítulo 5 Sexo con la recepcionista
—Claro, por supuesto.
Giovanni observa solo a Liana, ella también lo miró, pero no fue nada agradable su forma de verlo. Era obvio que estaba cabreada por haber despedido a su padre, quizás, no había sido tan malo despedir a James.
El CEO se da la vuelta para adentrarse en su oficina.
—Papá, ¿Qué ha sido eso? ¿Por qué te despidieron?
—Es que no he logre la meta que me pudieron este mes, pensé que podía lograrla, pero no lo conseguí.
—Pero, acabas de entrar. No pueden echarte por eso.
—No te preocupes hija, ya veré como resuelvo este asunto.
—¿Ha sido porque has estado buscándome y llevándome a todos lados con los niños que cuido? Descuidaste tu trabajo por el mío.
Jamen recoge sus cosas, no quería responderle a su hija puesto que no deseaba que se sintiera culpable por su despido.
A Liana no se le salía de la cabeza lo del despido de su padre, era su culpa que todo aquello estuviera pasando. Ahora su papá volvía a quedarse sin empleo, su preocupación fue en aumento al saber que debía pagar la cuota de la hipoteca en una semana.
Era su ultimo ultimátum, si no cancelaban ese porcentaje los echarían a la calle. La joven observa a su padre mientras cenaban en silencio, se le notaba que estaba muy preocupado por los problemas que los embargaban.
Ella muerde sus labios puesto que no sabe que más hacer para ayudar en la casa, su sueldo no alcanzaba para nada, a duras penas lograba comprar algo de comida para su hogar. Tanto ella como su papá contaban con la comisión que James sacaría a final de mes.
—Papá, quizás deba buscar otro trabajo para ganar un poco más de dinero.
—No harás tal cosa, yo me encargare de lo que haga falta por hacer. No quiero que te preocupes por nada, solo es un trabajo más.
—No podemos seguir en esta situación, debo trabajar y traer más ingreso a la casa. La hipoteca…
—Liana, apenas tienes 19 años, tan solo eres una niña. Deja que yo me encargue de la casa, te aseguro que sabré salir adelante. Y sobre la hipoteca, bueno, pediré un poco más de tiempo.
Ella aplana los labios, era consciente de que su papá le estaba mintiendo, el banco no le daría más tiempo.
—Esa suma de dinero es muy alta, papá. No tenemos los recursos para pagarla —James ve seriamente a su hija —. Y ni siquiera puedes vender la casa porque la debemos toda.
—Debes confiar en mí, yo encontrare la manera de solucionar ese problema.
Liana no estaba segura de que en una semana su padre pudiera solventar ese asunto, por ese camino por el que iban terminarían en la calle.
—Está bien, papá—la joven medio sonríe trayéndole un poco de paz al rostro de su padre, pero mentía, no estaba dispuesta a dejarle toda la carga a él.
—Muy bien, me tranquiliza saber que entiendes y confías en que puedo hacerlo yo.
[…]
La morena se desnudó muy lentamente delante de los ojos de Giovanni, este la miraba con un brillo malicioso y pervertido en los ojos mientras que su polla reacciona ante las curvas de esa mujer.
Ella con una sonrisa traviesa en los labios camina hacia su escritorio contoneando sus caderas de una manera muy atrevida. Sus tetas tenían un vaivén delicioso mientras caminaba, esos pezones algo oscuros y pequeños eran como un manjar para Giovanni.
El CEO se acomoda en su sillón relajando su cuerpo al ver que la morena queda justo frente de él.
—¿Quieres tocarme? —pregunta ella mordiendo sus labios tentativamente.
—Dime dónde quieres que te toque.
—Aquí —toma la mano del castaño y la lleva justo entre el medio de sus muslos, coloca sus dedos entre los labios vaginales de su coño y luego gime con fuerza al presionar ella misma su vagina—. Allí, quiero que me toques allí.
La morena echa la cabeza hacia atrás mientras que toca sus tetas delicadamente, Giovanni comienza a masturbar su coño sin apartar la vista de sus manos. Le gustaba ver como se tocaba a sí misma.
El castaño muerde sus labios en gesto de aprobación y eso lo incita a introducir dos dedos dentro del coño de la morena.
—¡Ahhhhh! Joder, que bueno es esto… me coges tan rico con los dedos Giovanni.
Este sonríe con malicia y empieza a ejercer más fuerza con sus dedos, penetra el coño de la morena muy rápido, empapando sus dedos con sus fluidos blanquecinos. El meter y sacar de sus dedos producía un sonido morboso que se lo ponía muy duro.
—Siiii, que rico Giovanni, quiero que me des más duro.










































































































































































