Capítulo 34

FREYA

Mis ojos se dilataron ante sus palabras, y ambos nos quedamos mirándonos durante un minuto. Sus ojos eran tan oscuros y hambrientos que, por alguna extraña razón, me excitaban. Sin necesidad de que me lo dijeran, sabía que esto era una locura, pero no quería detenerme. Cuando él no hizo nin...

Inicia sesión y continúa leyendo