La hija de Vladimir Volkov

Aleksander observaba las pantallas de vigilancia con una atención casi clínica, estudiando cada movimiento de Anastasia en su habitación. Llevaba así horas, inmóvil frente a los monitores, como un científico analizando un espécimen raro.

Había pasado una semana desde que la había arrancado de su vi...

Inicia sesión y continúa leyendo