Una emergencia

Aleksander la besó de nuevo, esta vez con más lentitud, pero no menos intensidad. Sus manos recorrían su cuerpo como si quisieran memorizar cada curva, cada rincón. Cuando finalmente logró desabrochar su camisa, Anastasia deslizó las manos por su pecho desnudo, sintiendo las cicatrices que marcaban ...

Inicia sesión y continúa leyendo