Sin amenazas

El trino de un pájaro cercano despertó a Anastasia. Abrió los ojos lentamente, desorientada por un instante hasta que el olor a tierra húmeda y el techo de lona sobre su cabeza le recordaron dónde estaba.

El frío de la mañana se colaba por las rendijas de la tienda, pero no lo sentía del todo. Un ca...

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