Débil

Alina estaba sentada en el suelo de baldosas frías cuando escuchó los pasos de su padre en el pasillo. Tenía las rodillas contra el pecho y los brazos enredados alrededor de ellas. Las lágrimas habían dejado de caer hacía rato, pero su rostro seguía húmedo y sus ojos ardían.

La puerta se abrió con ...

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