No hay trato

Alina despertó con el cuello adolorido por haber dormido en una posición extraña. La luz del amanecer entraba por la ventana y la habitación estaba fría. Mika ya no estaba. Se incorporó despacio y vio que sus cosas seguían ahí, así que no se había ido del todo.

Lo encontró en el pequeño café del h...

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