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Axel estaba demasiado feliz. Lo que había deseado tener de su amada ya venía en camino y lo esperaba con ansias.

—Mañana sábado iré donde el médico a que me revise y me diga cuánto tiempo tiene nuestro hijo—. Comentó.

—Ah, sí, ¿y dónde irás?—Preguntó Axel, sonriendo con picardía.

—Iré donde un ginec...

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