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Cuando la chica despertó, aún estaba en el restaurante, ya que no fueron más de dos minutos los que estuvo inconsciente.

—¿Qué me pasó?—. Preguntó al ver la cara de preocupación de todos.

—¡Ay, hijita! Sucede que casi te vas al cielo, pero gracias a San Pedro que no te dejó entrar y te echó de nue...

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