Capítulo 48.

No pensé. Mi cuerpo simplemente se movió.

Markos me entregó a la bebé como si llevarla en brazos fuera parte natural de su rutina. El contraste entre su tamaño y la pequeñita resultaba casi absurdo, pero él no parecía notarlo. Solo la acomodó con cuidado en mis brazos, asegurándose de que su cabe...

Inicia sesión y continúa leyendo