Capítulo 55.

El vestido que me habían puesto para el espectáculo era ridículamente corto. Ridículo, indigno y diseñado únicamente para complacer miradas ajenas. Pero me importaba una mierda. Tendría que transformarme pronto, así que toda esa tela absurda no volvería a verla.

Lo que sí me importaba era la ten...

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