Capítulo 31. Reclamos.

A la mañana siguiente, Amelia bajó al despacho con el mentón en alto. Había dormido poco la noche anterior por culpa de todas las dudas que tenía en la cabeza, aunque debía reconocer que lo que más le afectaba era la noticia de que Samuel tuviese una amante tan cerca, a quien podía disfrutar cuando ...

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