Capítulo 36. Un voto de confianza.

Samuel no la dejó marcharse del despacho. La envolvió en sus brazos apresándola contra su cuerpo mientras le devoraba la boca con besos ansiosos y arrebatados.

Amelia no puso ningún tipo de resistencia. Lo anhelaba, necesitaba sentirlo en cada rincón de su piel para asegurarse que él seguía siendo ...

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