Capítulo 438 El hombre propone, Dios dispone

Su corazón era diferente al de los demás, con profundidades que pocos podían comprender.

¿Y las palabras de los hombres? Mejor tomarlas con pinzas. La honestidad absoluta rara vez era su fuerte—ella misma no podía reclamar tal virtud.

Elissa se recostó en el sofá, fijando su mirada en él.

Francis...

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