Capítulo 86 No tengo la costumbre de no golpear a las mujeres

Camino al hospital, me recosté débilmente en el asiento del pasajero, pensando en la expresión tan triste de Christopher antes de irse. Era como si alguien hubiera exprimido jugo de limón en mi corazón, un dolor indescriptible.

Pero después de esa descarga, ¡el peso en mi pecho se había aligerado ...

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