Capítulo 39 Alabanza

—Chase, ¿estás listo? —La voz del director resonó a través del walkie-talkie, sonando un poco urgente.

Chase estaba sentado en la cama del hospital, su pequeña figura casi perdida entre las sábanas blancas.

Asintió, no dijo una palabra, tomó unas cuantas respiraciones profundas y cerró los ojos.

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